Aquella noche, la luna se mostró tenebrosa y sensual.
Al inicio se ocultaba detrás de las nubes; la muy inocente no sabía que su resplandor sobrepasaba las densas nubes.
El cielo se despejaba poco a poco, mostrándola tímida, como una pequeña niña espiando detrás de una pared; tímida y curiosa. Eso acabó cuando en el cielo quedó expuesta por completo.
Ahora en el cielo sólo se apreciaba un enorme ojo; vigilante e intimidante. Demostraba su gran poder y grandeza.
Bastaba con verla para recordar lo pequeño que somos.
1 comentario:
Luna, tan misteriosa.
Muy formal, con todo el respeto que inspira.
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