10 octubre 2008

MINIMALISMO MÁGICO: PARTE III

Era un nuevo día y Zul se encontraba en casa, el cielo daba sus primeros tonos azules presentando la llegada del amanecer, y en ese instante que Zul despertaba por los rayos de sol que penetraban por su ventana hacia sus ojos y no dejaban que siguiera dormido, se percato que él jamás se dio cuenta como fue que despertó en su casa, sólo recordaba que fue al bosque y que en ese lugar había encontrado un hada, al principio pensó que solamente había sido un sueño y que su mente le había jugado una broma, haciéndolo sentir que era real y no fue hasta que se vio en un espejo al tratarse de peinar cuando se dio cuenta de su realidad, por fin ya no era feo. Emocionado de aquel regalo mágico, se preparó para ir a la escuela, tomó sus ropas más limpias, se peino de una forma elegante, pero sin perder su personalidad, le dio brillo a sus zapatos y salió de su casa sin que sus padres vieran su nueva apariencia, ya que no quería impresionarlos de golpe y que les diera un paro cardiaco, o eso pensaba él.
Al encontrarse camino a la escuela, todas las niñas que se encontraba quedaban perplejas al ver a aquel niño tan apuesto en su aldea, no había persona que no volteara a ver al nuevo Zul y tampoco había niña que no quedara encantada al verlo. Zul no se percataba de su repentina fama que le causaba su nueva apariencia ya que en lo único que podía pensar era en ver a Tifa para saludarla y pedirle disculpas por el atentado que había hecho contra su persona, expresar todos sus sentimientos hacia ella y explicarle el por qué de las evasivas que hacia para con ella; pasaron los días, y por más que la buscó, jamás la encontró; y pensó que algún día en la escuela la vería, pero pasó el tiempo y no había podido coincidir con aquella niña de sus sueños; muchas niñas se le acercaron pidiéndole noviazgo, pero Zul sólo podía pensar en Tifa.
Un día cuando menos se lo esperó, durante un recreo, vio a Tifa sentada en una banca con un semblante muy triste, entonces él se acerco, tomó su cabello para acomodarlo y le dijo:-“Hola, tal vez no me conozcas, pero me gustas mucho y quisiera que fueras mi novia”-. Tifa se quedó viendo fijamente a Zul como si ya hubiera conocido de algún sitio, su expresión de tristeza cambio radicalmente a una de sorpresa y Tifa le dijo:-“¿Dónde te habías metido Zul?”-. Zul sorprendido le preguntó que cómo sabía que era él, y Tifa le respondió que unos ojos llenos de luz como los que tenía él no podían ser olvidados tan fácilmente y termino diciendo: -“Y si, quiero ser tu novia”- mientras le sonreía con una sinceridad tan grande que lo hizo sonrojar.
Pasaron algunas semanas, Zul se hacia cada vez más superficial, Tifa notaba que Zul iba dejando de ser aquel niño lindo al que conoció y al percatarse perfectamente de ese hecho le expresó su inconformidad a Zul, éste terminó despreciando a Tifa después de todo lo que había pasado por estar junto a ella. Tifa, con los ojos llenos de lagrimas, le dijo un “te odio” a Zul mientras se iba corriendo a su casa, fue cuando una parte de Zul se comprendió que ya no era él, y arrepentido de sus actos entristeció como solía hacerlo antes al sentir soledad en su corazón, fue cuando recordó que el hada que había conocido le debía aun un deseo el cual estaba pendiente y sin pensarlo se adentro en el bosque de nuevo.
Después de un intenso correr, llegó a lo más profundo del bosque a el hogar del hada, y le explicó todo, le dijo que no le gustaba ser como era en ese instante, y que quería que le regresara a su forma original aunque jamás pusiera volver a ver a Tifa, que prefería ser la persona más indeseada y horrible pero que jamás perder el gran amor que sentía por ella. El Hada se compadeció tanto que lo regresó a su forma normal y le dijo: -“Tus sentimientos siguieron siendo puros aun cuando los había quitado, sólo por ese acto tan noble, te concederé otro deseo”-. Zul solamente podía pensar y sentir una cosa, el gran amor que le tenía a Tifa y dijo: -“Quiero que Tifa sea feliz el resto de su vida, quiero que encuentre alguien que la trate bien y que jamás pase penas en su vida”-. Entonces el hada le advirtió: -“¿Estás seguro? Es un deseo muy grande, y a cambio de ese deseo tu vida será el pago para cumplirlo”-
Fin.

MINIMALISMO MÁGICO: PARTE II

Después de que Zul quedó en un silencio que lo alejo de espacio y tiempo aparentemente existente, regreso a su triste realidad, deduciendo que por su apariencia una chica citadina con tremenda belleza jamás voltearía a ver a alguien como él, o que si lo pudiera ver no evitaría expresar algún gesto de repulsión, así que con una sonrisa en su rostro y una lagrima de sangre proveniente de su corazón su mente se entendía con un pensamiento: el no acercarse a la niña inalcanzable.
Un día cuando Zul iba camino a la escuela, se topó con aquella niña que él bautizó como Tifa y por la idea que había penetrado en sus pensamientos, se impidió acercarse a ella, y fue mientras que él trataba de evitar aquel suceso fue que “Tifa” notó que a ese chico nunca lo había visto en la aldea y ella por ser de una mente abierta y amigable quiso saber su nombre para poder conocerlo. Zul al ver que ella estaba encaminada en dirección a él, el miedo y la ansiedad empezaron a invadirlo y fue que empezó a correr para que no lo pudiera ver, corrió y corrió hasta que la perdió de vista y pudo estar tranquilo.
Y así con el paso del tiempo surgió una rutina, “Tifa” perseguía Zul para llegar a conocerlo y Zul corría para no ser visto y para poder evitar su gran miedo, pero cierto día durante la hora de salida de la escuela Zul se encontró a Tifa de frente repentinamente, ambos se quedaron viendo uno al otro por unos segundos, el tiempo avanzaba lentamente, y de repente Zul reaccionó violentamente empujando a Tifa para poder salir corriendo de ahí como era costumbre. Al concienciar lo que había hecho, Zul quedó arrepentido de su actitud tan terrible y con todo su sufrimiento quiso estar solo para desahogar todo el sufrimiento que en él se contenía y desahogar su llanto sin interrupción, sin que los demás soportaran su estruendo al sollozar, fue cuando se interno en el bosque donde las personas de la aldea temían entrar por miedo a las hadas.
Cuando Zul por fin encontró un lugar para desahogar sus penas sólo un pensamiento pasaba por su mente: - por fin había visto a Tifa tan cerca y arruiné ese momento tan importante-, también pensaba una solución para remediar y compensar el daño que hizo sin tener que correr en el intento. Por haberse concentrado en su tristeza, Zul jamás se percato que tan profundo se había adentrado en el bosque, y cuando reaccionó ya no sabía cómo regresar a casa, fue cuando pensó- “Creo que es lo mejor, mi corazón no podría soportar ver una estrella tan cerca y no poderla tomar”- y de repente, mientras Zul se resignaba a su cruel destino, escuchó una voz, alguien pedía ayuda a lo lejos, pero lo que oía era un timbre de voz que jamás había escuchado, muy agudo y con un eco que resonaba en su cabeza, no en el entorno, Zul no le dio importancia a la rareza del suceso y fue a donde él creía que provenía la voz. Aquella voz se adentraba más y más en el bosque, mucho más de lo que ya Zul se encontraba, corrió y corrió hasta llegar que llegó a un lago, fue donde se desconcertó al ver que una pequeña hada estaba luchando contra el agua del lago que no la dejaba extender sus alas para poder volar. Zul sabía que si se zambullía en el lago generaría una pequeña ola que podría cubrir a la pequeña hada, fue entonces que vio una rama lo suficientemente larga como para que el hada se sostuviera en ella. El hada tomó la rama, y Zul tiro con cautela para no lastimarla. Cuando el hada recuperó el aliento, vio a su salvador, y en gesto de agradecimiento le dijo a Zul:-“Gracias, en muestra de gratitud te concederé 2 deseos sean cual sean”-. Zul no podía pensar en otra cosa más que en Tifa, y fue cuando, sin dudarlo y con las palabras desde su corazón dijo: -“Mi mente sólo la ocupa una persona, de igual forma mi corazón, y sería feliz si mi vida también estuviera con esa persona. Lo único que necesito es valor para acercarme a aquella niña, el valor solamente lo conseguiré de una forma. ¡Desearía no ser feo!”-. El hada, antes de cumplir su deseo le advirtió que algo de igual valor debería ser intercambiado para poderse realizar el deseo y que en este caso, sus sentimientos puros y sinceros se eliminarían de su persona a cambio de hacerlo estéticamente perfecto. Zul, sin importarle lo demás, aceptó, y al instante su deseo se cumplió.

MINIMALISMO MÁGICO: PARTE I

Hace mucho tiempo existió una aldea llamada Teolan, una aldea humilde donde la gente vivía con una gran modestia. En esta aldea todos han vivido cómodamente, han tenido todos los servicios básicos y necesarios como la electricidad o drenaje pero aquí todas las personas disfrutaban de lo que podría decirse anticuado, ya que preferían leer libros frente a la chimenea, ir al lago cerca de la aldea para tomar un baño al aire libre y el disfrutar ver las estrellas en el cielo iluminando los techos de las casas y la luna que con su destello cubriera alguna habitación de su intenso brillo azul celeste.
En aquella aldea cual lujos no eran importantes, vivía un niño llamado Zul de unos 6 o 7 años de edad, que a pesar de vivir en un lugar de en sueño tenia una ambición sin cumplir que le impedía a su alma disfrutar la vida en aquel lugar. Zul era según la denominación popular, una persona de clasificación “fea”, pues entre sus rasgos se encontraban una nariz ancha con forma de una gran papa deforme, labios gruesos y resecos por la falta de líquidos que consumía, cejas tan anchas como las de un azotador con exceso de bello en su cuerpo, cachetes que colgaban un poco por su exceso de peso, era un poco regordete y debido a ello se había propuesto dejar de comer chicharrones y cueritos en el recreo; pero la pena de Zul no radicaba en la falta de estética con la que fue bendecido, sino en la eterna soledad que sentía su corazón al ser rechazado por las personas que el quería conocer o le hubiera gustado conocer, más bien; ya que por más que lo intentaba, le era imposible conseguir una novia, intentaba de todo, desde llevar serenata, comprar docenas de flores e incluso recitar hermosos poemas, pero sus esfuerzos eran vanos.
Zul por su corta vida no conocía muchas cosas y necesitaba aprender muchas otras, pero había algo que sabia muy bien, la felicidad no radicaba en el físico pero era importante para alcanzarla, o eso era lo que creía. Existieron días en que sentía que su vida no era necesaria para la humanidad, eso sí, nunca tuvo sentimientos suicidas pero su gran optimismo siempre lo llevaba a tener días alegres y felices aun a pesar de su situación aparentemente de desgracia, ya que para él le era difícil conseguir novia pero conseguir amigos era un objetivo simple.
Cierto día a Teolan llego una familia que proveniente de la cuidad conformado por un señor de apariencia de una persona mal encarada, de cuerpo robusto, bigote prominente y con unos lentes obscuros de forma cuadrada que intimidaban con tan sólo imaginar que esos ojos desconocidos podrían estar viendo a cualquier sitio, con él iba una señora que aparentaba tener unos 40 años y que irradiaba a cualquiera con su gran carisma, y por ultimo con ellos se asomaba a espaldas del señor una figura diminuta la cual pertenecía a una niña con los rasgos que cautivaron a más de un niño en la aldea, era una niña de piel blanca como la nieve, cabello oscuro que destellaba un brillo azul celeste, un porte tan exquisito y tan delicado que solo se le podría comparar con aquel porte que tenia la realeza, con modales propios y una educación notable y ella llevaba un abrigo que en letras pequeñas pero legibles se podía distinguir una palabra: Tifa. Zul percibió aquellas letras de color negro que contrastaban con su abrigo color rojo escarlata, nunca supo si esa palabra representaba el nombre de la niña o si era alguna marca de ropa en especial, pero lo que sí, es que esa palabra, letra por letra, fueron grabadas con cincel en lo recóndito de su corazón.

03 octubre 2008

ABC


Letras, letras, letras, muchas veces no dicen nada, pero es más de lo que se puede percibir.

Sentimientos plasmados en gramas cuyo único objetivo es desfilar en orden, sin significado propio, sin alma, pero que aun así, pueden hacer suspirar o llenar de lágrimas.

Es increíble cómo pueden existir libros enteros para describir una sola palabra y aun así eso no es suficiente. Como el amor, que es algo que se puede definir científicamente como la segregación de hormonas y aceleramiento excesivo del ritmo cardiaco mediante estímulos determinados, pero alguien que ha experimentado el amor sabe que una simple palabra compuesta por una a, una m, una o y una r no es suficiente para describir aquel sentimiento tan puro, ni siquiera un "te amo mucho" o "te amo con toda mi alma" puede llegar a comprender lo que un ser humano siente en realidad, aquello que te deja sin aliento, que ocupa tus pensamientos y te puede motivar durante tu día, incluso ser un factor definitivo de estar feliz o triste.

¿Cuál será el lenguaje del alma? si alguien puede comunicarse así, digame el secreto, porque es cómo me quiero comunicar.