Al encontrarse camino a la escuela, todas las niñas que se encontraba quedaban perplejas al ver a aquel niño tan apuesto en su aldea, no había persona que no volteara a ver al nuevo Zul y tampoco había niña que no quedara encantada al verlo. Zul no se percataba de su repentina fama que le causaba su nueva apariencia ya que en lo único que podía pensar era en ver a Tifa para saludarla y pedirle disculpas por el atentado que había hecho contra su persona, expresar todos sus sentimientos hacia ella y explicarle el por qué de las evasivas que hacia para con ella; pasaron los días, y por más que la buscó, jamás la encontró; y pensó que algún día en la escuela la vería, pero pasó el tiempo y no había podido coincidir con aquella niña de sus sueños; muchas niñas se le acercaron pidiéndole noviazgo, pero Zul sólo podía pensar en Tifa.
Un día cuando menos se lo esperó, durante un recreo, vio a Tifa sentada en una banca con un semblante muy triste, entonces él se acerco, tomó su cabello para acomodarlo y le dijo:-“Hola, tal vez no me conozcas, pero me gustas mucho y quisiera que fueras mi novia”-. Tifa se quedó viendo fijamente a Zul como si ya hubiera conocido de algún sitio, su expresión de tristeza cambio radicalmente a una de sorpresa y Tifa le dijo:-“¿Dónde te habías metido Zul?”-. Zul sorprendido le preguntó que cómo sabía que era él, y Tifa le respondió que unos ojos llenos de luz como los que tenía él no podían ser olvidados tan fácilmente y termino diciendo: -“Y si, quiero ser tu novia”- mientras le sonreía con una sinceridad tan grande que lo hizo sonrojar.
Pasaron algunas semanas, Zul se hacia cada vez más superficial, Tifa notaba que Zul iba dejando de ser aquel niño lindo al que conoció y al percatarse perfectamente de ese hecho le expresó su inconformidad a Zul, éste terminó despreciando a Tifa después de todo lo que había pasado por estar junto a ella. Tifa, con los ojos llenos de lagrimas, le dijo un “te odio” a Zul mientras se iba corriendo a su casa, fue cuando una parte de Zul se comprendió que ya no era él, y arrepentido de sus actos entristeció como solía hacerlo antes al sentir soledad en su corazón, fue cuando recordó que el hada que había conocido le debía aun un deseo el cual estaba pendiente y sin pensarlo se adentro en el bosque de nuevo.
Después de un intenso correr, llegó a lo más profundo del bosque a el hogar del hada, y le explicó todo, le dijo que no le gustaba ser como era en ese instante, y que quería que le regresara a su forma original aunque jamás pusiera volver a ver a Tifa, que prefería ser la persona más indeseada y horrible pero que jamás perder el gran amor que sentía por ella. El Hada se compadeció tanto que lo regresó a su forma normal y le dijo: -“Tus sentimientos siguieron siendo puros aun cuando los había quitado, sólo por ese acto tan noble, te concederé otro deseo”-. Zul solamente podía pensar y sentir una cosa, el gran amor que le tenía a Tifa y dijo: -“Quiero que Tifa sea feliz el resto de su vida, quiero que encuentre alguien que la trate bien y que jamás pase penas en su vida”-. Entonces el hada le advirtió: -“¿Estás seguro? Es un deseo muy grande, y a cambio de ese deseo tu vida será el pago para cumplirlo”-
Fin.